miércoles, 6 de enero de 2010

JOSE CASTRO

Pintor, ceramista y escritor Cordobés.
Fotógrafo por pasión.
Se formó en:
La escuela de Artes aplicadas Lino E. Spilimbergo, en el Instituto Fernando Arranz de Cerámica y con los maestros Bonome, Lujan, en pintura.
Almada Meller, en escultura y plástica. Lucila Vitale, como escritor.
Recorrió el cono sur de América
exponiendo sus obras en:
Montevideo (Uruguay).
Quilpué (chile). (Muestra colectiva).
Quinta Bergara, Viña del mar (Chile).
Obispo Mercadillo (Rincón de los pintores), Cba.
Galerías del Teatro (Av. Vélez Sarsfield), Cba.
Fac. de Ciencias Económicas Rio IV, Cba.
CPC Colon (Formulas Para meditar),
Dula de poesías y Pinturas Oleos en vidrio
Auditorio de Radio nacional (Muestra colectiva).
Pertenece a la Asociación Cultural "La Solapa".
Participo en las ferias de libros. (Plaza San Martin).
Escribió en la Antología 2006 de "Conociendo a La Solapa".
Preside la Comisión amigos del Centro Cultural de la
República de San Vicente.

TAIKEO


Penetrantes aromas surgían desde el bosque húmedo luego de la tenue lluvia, además realzaba los distintos verdes de los árboles, el silencio era espectacular, podía escuchar la brisa al pasar entre las ramas, sorprendido por los sentidos, el éxtasis al contemplar tremenda belleza mi espíritu voló fuera de mi liberado… feliz.
Mi ensueño transpone las barreras del conocido ser que por años me transportó.
Lo vi desposeído en su mortaja corpórea pero con una sonrisa satisfactoria, única.
La hierba mullido camastro natural humedecía sus ropas gastadas de rutas y uso.
Me aproximo suave sentándome a un costado a contemplarle, reconocerlo fue grato, Sabiendo ya que su condición era irreversible me puso triste pero a la vez una emoción enorme por ver todo lo andado en él, ese pequeño y delgaducho cuerpito. Enormes distancias que transponen al tiempo y a los seres conocidos, lapsos dispares, terribles, pesadas cargas o placenteras épocas, todas vividas allí.
Es ahora el recuerdo, engrandece mi sabiduría tanta paz compartida con él hasta el sol envidiaría tanto brillo girando alrededor hasta ascender en el sonido de eternas melodías encontradas después de una tormenta, como después de amar.
“Cuando lo encontraron a su alrededor crecían pequeñas flores multicolores engalanándolo como ofrenda”.

José Castro